¿Y si nunca dejo de pensarte?


Despertaron casi al mismo tiempo, él seguía dentro de ella. La cama era un remolino, un mar de otro planeta. Se miraron a los ojos y sonrieron para besarse, un movimiento y el vaivén inició nuevamente. 

Ella se arqueó sobre la cama y él empujó su cuerpo frenéticamente. Se giro sobre su espalda y le dio vuelta aún dentro de ella, la colocó al borde de la cama y entró hasta el fondo. Ella gimió y gritó de dolor y placer. Sus ojos fueron a sus adentros para buscar algún idioma, alguna tarde, algún momento infeliz. Él estaba completo.

Ambos cayeron juntos exhalando amor.

Sonrieron y el publicista le besó tiernamente la boca mientras fuera del cuarto el viento empujaba una palmera.

- ¿y si nunca dejo de pensarte? - dijo el publicista.
- Tendrás un problema de vida o muerte - le contestó ella.


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