Ella parece sospechar


Para Mara, que perdió su teléfono.

Se levantó con dolor de cabeza, no tenía claro en dónde estaba. Con la vista en el techo se sintió perdido. Podía verse a si mismo recostado en una cama. Se vio con sangre en su camisa, el ojo izquierdo hinchado, sangre en el rostro. La imagen no era del todo clara pero no era agradable verse en un espejo de esa manera. 

Giró la mirada sobre su derecha y percibió una silueta pasando a su lado en el reflejo de un espejo largo hacia lo horizontal. Era un hombre, no le reconoció pero supo que no lo conocía. A lo lejos una voz familiar que le hacia sentir un señuelo en la melodía de la voz le incitaba a desaparecer en ese mismo instante. La luz del cuarto le lastimaba el rostro. La boca le ardía y le sabía a metal.

Una voz familiar hizo acto de presencia.

- ¡Esta despertando! - dijo Veronica.

La mujer se sentó al borde de la cama y le tomó el brazo derecho, los ojos de la mujer se tornaron rojos. El publicista comenzó a recomponer el rostro y la mirada. Lentamente la visión fue recuperando espacio hasta enfocar detenidamente a la mujer.

- ¿Qué haces aquí?, se suponía que debías... - dijo el publicista cuando fue interrumpido por la hija del académico quien le rodeó con un abrazo.

El publicista casi pierde el aire, le dolía todo el cuerpo. Aparte de la golpiza que había recibido por los guaruras de JCK y la que el mismo asesino le dio, la vida se burlaba de él.

Al separarse del abrazo de Veronica lentamente, en cámara lenta, al fondo del cuarto apareció ella con lagrimas en los ojos, el rímel corrido, con sangre en la playera y una piedra en la garganta que le impedía hablar. Su ex miraba atentamente al hombre en la cama con algo de dolor en el espíritu. A su lado y detrás de ella un hombre que seguía hablando por teléfono. 

Su ex estaba en el mismo lugar viéndolo sin mediar sonido. Unas lagrimas desfilaron de golpe de su rostro haciendo un ruido en el interior del publicista. Las gotas cayeron en contra la alfombra gris del lugar. Ella se separó y camino lentamente hacia él.

El sonido de su voz atrapada en el sollozo hizo del publicista el hombre más débil del mundo. Se desarmó por completo cuando ella se fundió en un abrazo con él y el llanto le mojó el rostro. Sangre y lagrimas caían manchando la ropa de ambos. El dolor del cuerpo en el publicista desapareció de repente. El perfume que entraba por sus sentidos le hizo sentir felicidad. De la nada estaba viendo llover en un corredor con su ex al lado.

- Te extraño tanto - le dijo el publicista.
- No digas tonterías - le respondió la ex.
- Es la verdad, me equivoque, lo siento... - continuó.
- No te disculpes, ya sé porque lo hiciste, eres un egoísta - le remató la mujer.
- Todo lo contrario -  intentó defenderse el hombre cuando ella se le separó unos centímetros cerca de la boca, el publicista pensó que se besarían, trató de inclinarse hacia el frente pero algo se lo impidió, ella se fue hacia atrás y se limpió las lagrimas. 
- Siempre sospeche que me extrañabas y que volverías de alguna forma, no me imaginaba esta, y tampoco que fuera tan tarde... - le dijo antes de levantarse de la cama y dirigirse al baño al lado de la cama. El publicista quedó mudo.

El hombre en el celular había visto la escena. No dijo nada, continuó en el dispositivo electrónico. 

La hija del académico que se había levantado antes de ceder el espacio a la ex, veía por la ventana. La luz amarillenta del cuarto inundaba las paredes.

El publicista tardó en darse cuenta. Era un cuarto de motel. Cuatro personas. Era lo más sexy que había hecho en toda su vida. Su ex, la hija, un tipo desconocido y él. En otras circunstancias esa escena le hubiera parecido bizarra. Volteó a ver su reflejo en el espejo lateral y no pudo evitar recordar los momentos con su ex en este tipo de lugares. EL cuerpo había recuperado energía, su propia condición de alta tolerancia al dolor había hecho efecto. Sonrió y de pronto se incorporó a un lado de la cama.

- ¿Qué vamos a cenar? - dijo el publicista por decir algo, para romper el hielo.

La hija dejó la ventana para verlo sorprendida, el tipo en el teléfono le hizo una mirada deseando matarlo de una vez y su ex en el baño sonreía, otra lagrima bajo por su pómulo. Al estar dentro del baño con la ventana abierta sin ser vista por la hija y el tipo, movió los labios fingiendo hablar. 

El publicista leyó los labios de su ex: "te quiero" leyó. Sonrió.


Comentarios

Entradas populares