La parte más difícil


Tenía los ojos rojos del llanto. Todo el tiempo estaba rodeada, sino era por hombres o mujeres de edad avanzada, eran jóvenes. No estaba sola ni un segundo. El publicista no sabía como acercarse a la hija de su amigo. Tampoco sabía si era buena idea su presencia en el lugar.

Personas entraban y salían de los rezos, todos con caras largas. El publicista percibía que algunos estaban ahí por compromiso, incluso notaba la presencia de gente armada. Llevaba un par de horas sin éxito. Inició un rezo más en el velorio.

Un hombre se levantó del fondo del salón, un séquito le seguía de cerca. El publicista percibió a Jaime Vázquez de Hipólito levantándose hacia la entrada del salón donde estaba su amigo muerto. Un espacio se hizo alrededor del hombre. La hija no quiso participar en este rezo y camino contrario a la dirección del político.

Tano vio la oportunidad para acercarse, ella venía en su dirección, el publicista avanzó lentamente hacia la joven que se detuvo en una silla, él se sentó a su lado. Sin hacer un sonido, le acercó un kleenex cuando las lagrimas surgieron del rostro de la joven. Eran unas lagrimas tímidas, con poca fuerza, apenas un atisbo de líquido.

Tano la miro directamente, no sabía que esperar, tampoco sabía que decir. Quería decir muchas cosas pero no sabía por donde empezar.

La mujer miraba el piso, no estaba ahí. Estaba en otro lado, con sus pensamientos. Era el momento perfecto.

- Hola, conocí a tu padre en Barcelona - dijo el publicista.

La frase no pareció crear un buen ambiente, la chica volteó a verlo con cara de "¿quieres una medalla?", el publicista hizo lo que sabía hacer así que se le quedó viendo intensamente mientras ella volteaba el rostro despacio hacia él.

- Tengo algo que necesitas ver - remató el publicista.

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