¿Qué hacia una noche antes el publicista?

En realidad estaba tirado en cama, veía el techo, la luz apagada desde las 7 de la tarde, el color grisáceo en la habitación y el olor a cigarro lo hacían sentirse bien. Había un ambiente acogedor dentro del cuarto que el mismo reconocía como de tranquilidad. Llevaba días así, trabajando por encargos para sobrevivir lo suficiente. Era contradictorio, quería morir pero no quería sufrir en el camino. Eso lo hacía sentir asco de si mismo.

Tenía música sonando en la habitación, escuchaba a Jeff Buckley y soñaba con desaparecer en un lago como ese músico. Aunque quería salir a la calle no tenía dinero ni muchas ganas, decidió ir al refrigerador por una cerveza.

Estaba viviendo un momento único. Él lo sabía. Caminó en la penumbra del departamento, la televisión estaba encendida, la estática del aparato llevaba una hora. En realidad no veía tv, pero le gustaba el sonido de estática inundando el cuarto. Descubrió tequila en una gaveta al lado del refrigerador. Prefirió esa bebida, la destapó y comenzó a beber de la botella.

Fue hacia la ventana del cuarto, comenzaba a llover. El olor a tierra húmeda lo hizo desear ir a la calle pues le recordaba gratos momentos en su vida que inevitablemente se iría consumiendo poco a poco hasta que dejará de respirar. No estaba dispuesto a que eso sucediera. Había tomado la decisión de acabar con su vida.

- ¿qué quiere decir eso doctor? - le dijo al médico mientras sostenía un lápiz con la mano derecha - ¿voy a quedar en estado vegetativo?

El silencio se hizo presente después de que el hombre en bata asintió. El publicista se quedó viendo la nada, no sabía que información estaba recibiendo, tampoco sabía cómo reaccionar, sólo sintió que ya no estaba en ese consultorio, en ese lugar ni en ningún otro. El publicista había desaparecido.

Los primeros días cruzó la negación, luego vino la depresión y el enojo. Se encerró en si y dejo de hacer cosas. Había días que no comía, otros que no podía dormir. Poco a poco fue respirando lentamente hasta que decidió acabar con su vida.

Lo intentó dos veces, la primera cortó su brazo izquierdo borracho de vino sólo para despertar al día siguiente con una herida lejana a las venas. La segunda tomando un frasco completo de valeriana para despertar con un terrible dolor de cabeza. La vida no le dejaba irse con soluciones baratas. Pensaba entonces que un balazo sería la mejor oferta. Se resistía a vivir así. Nada le importaba.

Bebió del tequila nuevamente y se vio así mismo en un auto, frente a una mujer que lloraba. Dio otro sorbo pero más largo esta vez. El liquido cayó por su traquea luchando contra un dolor por querer llorar. El publicista estaba vencido. Un trago largo más y se dejo caer en la cama. Prendió un cigarro que fumó una sola vez, se tiró el tequila encima sobre la boca hasta acabar la botella. Se perdió a si mismo recordando una vida y anhelando otra. Durmió desde ese momento hasta el día siguiente. Cuando despertó una quemadura le molestaba entre los dedos de la mano derecha.




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