El retrovisor no miente




Sabía que estaba insegura, que sólo regresar a esa casa era peligroso. Tomó una maleta y metió apenas lo que pudo, dos jeans, tres playeras y algo de ropa interior, alcanzó a meter una chamarra vieja cuando se percató del sonido de un motor apagándose frente al lugar. Tragó saliva, abrió un joyero y tomó lo que pudo junto a dos tarjetas, una bancaria y una identificación.

Comenzó a sudar frío, vio su mano izquierda sólo para notar que eran las 7:05 de la tarde, si todo iba de acuerdo a lo planeado, el publicista estaría llegando a la cafetería gringa. Volteó hacia el techo y tomó un respiro y fue a su libreta mental, ahí tenía anotadas las actividades una a una.

Tenía este tic desde los 14 cuando reprobó química en la secundaría y recibió un gran regaño de parte de su padre.

- ¡No puedo creerlo!, lo único que tienes que hacer es estudiar niña - recordó a su padre.
- Es que no entiendo, son muchas fórmulas - Se justificó la niña mientras sostenía la boleta.
- Tendrás que estudiar el doble, no tendrás vacaciones - Le dijo el hombre de bigote blanco y pelo entre cano -¿tu mamá ya lo sabe? -preguntó el hombre.
- No... aún no - dijo la puber sabiendo que dejaba en el hombre la decisión de compartir el regaño, después de unos segundos en silenció la conversación siguió.
- ... bueno - dijo - No le vamos a decir nada pero te tienes que poner a estudiar mucho en el verano - dijo el padre en complicidad con su hija.
- Sí - respondió la niña y abrazó al hombre.
- Te enseñaré un truco para recordar las cosas, le llamo "libreta mental" - dijo mientras veía fijamente a la pequeña que arqueaba las cejas.
- ¿qué es eso? - respondió
- Cierra los ojos, ve a tus adentros, toma una pluma imaginaria y abre otra libreta imaginaria ¿lo tienes? -dijo el hombre, la niña cerró los ojos y siguió las indicaciones del padre, se sintió tonta al inicio hasta que pudo imaginar la pluma y la libreta.
- Ya... ¿ahora?- dijo la niña.
- Anota despacio la fórmula, dibuja lentamente los símbolos, los números, las letras, mientras lo haces dales un significado, lígalas con algo que conozcas de siempre, que te guste ¿ya?
- La niña hizo lo que pudo, dibujo en su libreta mental la fórmula del agua oxigenada, H, hola, 2, Ella y su papá, O, oro, 2, ella y su mamá.
- ¿listo? ¿lo ves? - dijo el hombre.
- ¡Sí! - respondió ella muy entusiasmada.

Regresó la mirada del techo para darse cuenta que olvidaba llevarse una foto, tomó rápidamente la que estaba incrustada en la esquina de su espejo frente a la cama y la metió en la maleta. Bajó las escaleras cargando la maleta. Tenía poco tiempo para huir. Si los hombres en el auto estacionado no entraban a la fuerza a la casa lo haría alguien más. Fue al escritorio de su padre, ahora sabía donde buscar.¿por qué no fui primero al estudio?, - maldita vanidad - pensó para ella misma.

Entró al cuarto y no prendió la luz, el lugar semi oscuro la recibió entre penumbras, fue al escritorio y bajó la mano sobre la parte más extendida de la mesa, ahí estaba la carpeta pegada con diurex, tal como había supuesto el publicista. La jaló para sí y leyó en el frente "501". Sonrió para sí.

Salió al patio, abrió la cajuela del Seat Ibiza y metió la maleta. Los hombres seguramente estaban estacionados frente a la puerta automática, de forma que cuando la abriera impedirían su salida y les abriría la puerta de par en par.

Sacó la maleta de la cajuela y tuvo una idea. El carro de su madre llevaba días afuera. Regresó corriendo a la casa y buscó las llaves de ese auto en la mesita del lobby. Ahí estaban con un llavero de la torre de pisa. En realidad nadie había ido a Francia, pero fuera de una tienda a la madre le pareció bonita la torre y se hizo con el artilugio.

Subió al Seat Ibiza y lo puso en neutral, bajó y empujó el auto hasta el limite del patio, tomó el control de la puerta y supo lo que tenía que hacer. Eran 9 o 10 metros en pendiente del auto a la puerta. Matemáticamente hablando eran 7 o 8 segundos el tiempo que tenía para llegar a la lateral con todo y maleta para abrir la puerta pequeña, correr al Jetta y salir.

Respiró muy profundo y apretó el botón de la puerta automática, efectivamente los hombres estaban enfrente obstruyendo la salida.

Cuando la puerta iba levantándose cerca de la mitad tomó fuerza y empujó el Seat para que tomara la pendiente, cuando empezó a moverse solo salió corriendo por la maleta en dirección a la puerta. El auto tomó velocidad, no esperó lo inevitable, abrió la puerta pequeña y salió corriendo frente a los hombres que no entendían por qué la hija salía corriendo mientras la puerta de la cochera se abría hacia arriba, el Seat los impactó, y ella alcanzó a ver de reojo que en el asiento del copiloto un hombre sostenía un teléfono celular y preguntaba "¿la seguimos?" antes de recibir el impacto del auto.

No fue un impacto fuerte como lo imaginaba pero el desconcierto le permitió llegar al Jetta y arrancar el auto. El teléfono del copiloto cayó al suelo del impacto, puso en marcha el motor y salió por la calle, el auto de los hombres intento safarse del Seat, no había duda, tenían que seguir a la hija. El conductor tuvo que hacer una maniobra en reversa para safarse del Seat, no lo logró en el primer movimiento lo que le dio el tiempo suficiente a la mujer de avanzar en el Jetta por la calle solitaria a toda velocidad. Los gritos del copiloto cruzaron la calle, aparte del estruendo nadie los oyó en la cuadra.

Giró en la primera cuadra a la izquierda, tomo rumbo hacia la avenida, era más rápido para salir de la colonia y dirigirse hacia la carretera y huir. No sabía si podría evitar el auto de los hombres por lo que decidió contradecirse y doblar en la siguiente privada, cuando lo hizo notó que el auto no le perseguía, había entrado en un laberinto de calles pero podía esconderse. Terminó el pensamiento cuando el auto de aquellos hombres paso de largo. Siguió su marcha, estaba atorada, sabía que esa calle la terminaría regresando una esquina antes de su casa. Comenzó a llorar.

Entonces lo supo, reaccionó apenas unos segundos para percatarse del tiempo. 7:15 pm marcaba el tablero. Tomó la reversa y salió de la calle donde había entrado, manejó en contrasentido la calle hasta regresar frente a su casa, descubrió que el Seat había perdido la facia delantera. Siguió de frente. Estaba cerca del café donde el publicista se encontraría con el asesino.

Empuñó el volante y manejó discretamente por la avenida. No había rastro del auto que le había comenzado a perseguir. Avanzó por la avenida sabiendo que si se presentaba al café y el asesino estaba ahí seguramente aunque el publicista quisiera evitarlo ella terminaría con una bala en el cuerpo.

Nada de eso importó cuando llego a un semáforo que se puso en rojo y ella siguió avanzando. Le mentaron la madre dos autos coupe, no le importó. Si el publicista se jugaba la vida y lo había conocido hace tres días, ella iría a dar la cara. Ya no tenía padres, vida o reputación ¿qué más daba?

Tomó la avenida sin detener su marcha, no había rastro del auto de los hombres. En el trayecto pensaba qué haría cuando estuviera frente al asesino. Sabía que algo dentro suyo estaba roto, muy roto,  algo jamás sería igual.


- Todos estamos rotos - recordó decir al publicista - lo que hacemos es juntar las partes que nos permitan seguir en el pinche juego.
- Yo no estoy rota, estoy deshecha, no hay ningún juego... - le dijo  la hija en el funeral de sus padres.
- Lo hay, sólo que apenas te traigo la invitación - dijo el publicista mientras volteaban al mismo tiempo cuando el hombre de medios, ojeroso, delgado y despeinado le enseñaba en su celular una fotografía de su padre en el suelo donde podían leerse 3 iniciales escritas en sangre: JCK. La hija le miró desconcertada, en las fotos que la policía le había enseñado no aparecía ese mensaje.

Llegó a la esquina de la avenida, en este semáforo era imposible seguir de largo. Un accidente la pondría al descubierto y sería presa fácil de sus enemigos. Espero impacientemente, a lo lejos, en la esquina del lado derecho descubrió el café. Cuando el verde se puso en marcha sabía que se estacionaría justo enfrente. El lugar descampado en la entrada no sería impedimento para que entrará con ganas de hacerse notar. Aunque crearía un conflicto en la calle nada le importaba ya.

Se puso el verde y arrancó, el rechinido de las llantas le dio más valor, cincuenta metros y estaría en el lugar.

Se estacionó frente al café, abrió la puerta y puso un pie en suelo sólo para girar y  notar como el publicista era ayudado por un hombre y una mujer. El cuerpo de un hombre parecido a JCK yacía en el suelo entre sangre de la cabeza al pecho en el suelo de madera.

Los desconocidos que cargaban al publicista la vieron de frente, el desconcierto se hizo presente. ¿era ella amiga o enemiga? Salió por completo del auto y gritó: "¡Aquí, aquí! ¡súbelo aquí!", la pareja obedeció al notar la desesperación.

El tipo tiró al publicista en el asiento trasero, la otra mujer giró sobre el auto y entró por el otro lado, ella subió de nuevo al volante y el tipo hizo lo mismo del lado del copiloto. Arrancó el motor y salió sin fijarse de los autos detrás de ella, recibió más mentadas de madre. No entendía nada. ¿Habría logrado el publicista conseguir más tiempo? ¿quiénes eran estas personas? ¿Por qué estaba JCK en el suelo?¿El publicista lo había noqueado?¿por qué la mujer no dejaba de ver al publicista?¿el tipo al lado era amigo del publicista?¿la otra mujer lo era? ¿ella misma lo era?¿qué haría a partir de ese momento? No tenía ni puta idea de lo que estaba pasando pero tenía que pensar y aclarar las cosas. Avanzó por la calle viendo todos los espejos en el auto.

Se adelantó para ganar al siguiente semáforo, y giro a la izquierda. Más mentadas de madre "¡Pendeja!", "estúpida", "¡No tienes el verde!", "¡burra!", esta vez no se aguantó y gritó del lado del copiloto que había bajado la ventana: -Chinga tu puta madre gordo de mierda - se sintió bien, había descargado parte de adrenalina. Si su padre le oyera estaría avergonzado de ella.

Avanzó sobre la calle, pasó una gasolineria y en la esquina dobló a la derecha. No sabía que estaba pasando o si las personas abordó del auto de su madre eran de fiar. Tenía un tema delicado que no podría llevarse a la ligera. De pronto se le ocurrió que el publicista también los había citado en el café. Pensó que ante el poco tiempo había recurrido a personas de fiar que estuvieran cerca del café. -El pinche publicista no deja de sorprenderme- se dijo. Iba a comenzar su serie de preguntas cuando levantó la mirada.

Por el retrovisor, vio una lagrima resbalar de la cara de la mujer y caer en el rostro del publicista. Estaba igual de desconcertada como ella lo que eliminaba en parte su idea anterior. El tipo a su lado le dijo -gira aquí, es una calle segura- así lo hizo y volteó a la izquierda. Estacionó el auto. El hombre no vio la lágrima de la mujer en el asiento trasero, ella calló como si no hubiera visto la escena.

Hay cosas que el corazón sabe apenas suceden y no pueden explicarse pero se sabe que son verdad. Ahí había algo más que una mujer cargando en su piernas a un hombre.



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