Huevos con chopin

Ambas llegaron a los 15 minutos después de que le hablaron por teléfono, el publicista que se había levantado con el sonido del aparato ya estaba por comenzar a freír los huevos cuando tocaron el timbre de la casa.

Aún medio dormido enfiló hacia la puerta, bostezaba, no había sido una mala noche y sin embargo tenía sueño aún. 

- Pasen les dijo a las dos - señalando hacia el interior de la casa.

Ellas entraron hablando sobre algo relacionado a un equipo de fútbol femenil. El publicista regresó a la cocina. Tronó 4 huevos sobre el sartén y dejo caer los cortes de salchicha con cebolla. Ahí se dio cuenta de que su platillo estaba mal hecho. No le importó, como todo, lo arreglaría a medio camino.

Se giró para descubrir que las dos damas lo veían por detrás entre sorprendidas e intrigadas.

- Disculpa - dijo la güera - ¿siempre cocinas en ropa interior? 

El publicista se dio cuenta en ese momento que no traía el pantalón de la pijama, sólo una playera y el boxer. Bajó la mirada y arqueó la boca y se encogió de hombros, volvió a la estufa y revolvió los huevos con la cebolla y las salchichas. Una nube tapó el sol y la iluminación de la cocina se detuvo un instante. El publicista empezó a escuchar en la cabeza a Chopin.

"Huevos con chopin", pensó el publicista mientras terminaba el desayuno, justo lo que todo músico desea en la vida. 



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