Postre

Ella tomó su rostro en sus manos, miraba fijamente sus ojos negros , el cabello despeinado y la barba de perilla de 4 días sin rasurar que le hacían admitir que le hacían verse más interesante.

- ¿Todo este tiempo esperaste este momento para vengarte de la vida? - le dijo ella sin soltarle la cara. Él alcanzó a sonreír de lado y llevar sus ojos hacia un lado opuesto al de ella, no tenía palabras que decir, tampoco ganas de discutir, le llevaba al menos 10 años de edad a esta mujer y apenas en un par de días de conocerla ya la extrañaba al dormir aún cuando estaba al lado de la cama o en el asiento del copiloto.

-Hay que seguir el plan, ese güey te estará esperando con la memoria usb en la esquina, siempre se sienta en la esquina, tienes que entrar al restaurante seguro, no se espera que te aparezcas, recuerda presentarte como Andrés en la entrada - dijo la hija - cuando estés frente a él tira la USB en la sopa y dile: ¡Ahí está tu chingadera!, cuando todo mundo se levante y se haga un desmadre seguro te sentarán en la mesa, es ahí la oportunidad para grabarlo y sacarle toda la info, ¡no habrá otra ocasión! ¿Entendiste?- le soltó la hija buscando venganza por la muerte de su padre, del amigo del publicista.

El publicista suspiró y se dejó la memoria entre los guevos. Nadie le iba a tocar el pito y podría pasar a los guaruras y la seguridad con calma y además, nadie le dispararía dentro de un restaurante ¿o no?, es cortesía, no se mata antes del postre en México.

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