Estrella de rock

En otro momento, en otra historia, la recordaba feliz caminando en el parque, llevaba una nieve de limón y hablaba de bandas de heavy rock como Slayer, Metallica y Iron Maiden. En todo ese tiempo él andaba lento a su lado, escuchaba atento, más de lo que deseaba. Era una calurosa tarde de miércoles donde las llantas de los autos al girar donde acababa el parque producian un sonido raro, como el de una calcomanía que se arranca a la fuerza. Mientras paseaban, ella continuaba hablando de sus estrellas favoritas de rock y de por qué debería escucharlas el publicista.

El aire caliente provocaba una sensación de asfixia en la ciudad, allí estaba él haciéndola de acompañante momentáneo.

- ¿Tú tocas algún instrumento? - le pregunto la mujer antes de sorber su nieve y sentarse en un borde elevado a un lado de la placa de luz eléctrica que indicaba no sentarse y estaba llena de calcomanías.
El publicista dudo responder la pregunta, no era una persona que le gustara hablar de su pasado - Un tiempo toque el bajo en una banda de rock... pero lo deje... lo extraño pero ya no soy ese tipo - respondió el publicista viendo la nieve que ya iba por la mitad del barquillo. La mujer asintió y se llevó el barquillo a la boca inclinando la cabeza hacia atrás le pregunto - ¿quieres un poco? -  a lo que él respondió negativamente aunque en el fondo sí quería. - Ese es tu problema - le dijo ella secamente mientras cruzaba las piernas sobre su jeans roto.

El publicista frunció el ceño y la volteó a ver. Realmente no tendría por qué aguantar a una sabionda come helados, estaba ahí haciéndole un favor a una amiga de acompañar a esta asesina del calor.

- Según tú ¿cuál es mi problema? - le preguntó el publicista.

El silencio se hizo presente mientras ella sorbía lo último de la nieve, le volvió la mirada y sonrió lo que provocó que una gota de nieve resbalara lentamente por su mentón.

- Que sí querías nieve... lo sé yo, lo sabes tú, lo sabemos todos, lo sabemos como tu ferviente deseo de ser otra vez ese bajista que fuiste - dijo.

En blanco. La mente del publicista se fundió a blancos, tenía toda la razón, aquella mujer que había conocido hace media hora tenía toda la puta razón. ¿Cómo es posible que alguien que no conoces sepa más de ti que tú mismo? ¡No tiene ni idea!, no sabe lo que dice, si supiera todo lo que paso seguro no me diría esto pensó el nuevo tipo dedicado a escuchar, atender y resolver cosas de empresas, pero en el fondo lo sabía. Su mundo se le aclaró, todo tenía sentido, ¿y si su verdadero yo vivía reprimido tocando el bajo mentalmente?¿y si en un futuro posible contigo mismo eras una estrella de rock mundial? ¡Carajo! ¿y si él no era él, sino el otro que vivía con ella?¿ella vivía con quién?

Ella sonreía ante la mirada atónita del publicista que no deja de ver la gota escurrir por el mentón de aquella mujer. El sonido de un claxón apareció, la amiga de ambos estaba en el neon frente a ellos.

Ella se paró y se le acercó al publicista a la altura de la cara, el publicista pensaba se despedía de él con un beso, fue grande su sorpresa al darse cuenta que ella frotaba su mentón y se limpiaba de la gota traicionera de la nieve que le ensuciaba la piel. Sus comisuras se juntaron y se tocaron sin formar un beso, más bien piel con piel que no se mueve.

- Fue un placer conocerte ¿Cómo dices que te llamas? - preguntó ella avanzando hacia el auto
- Mi amor... dime mi amor - le grito el publicista provocando la sonrisa de la fugitiva hacia dentro del auto.

El tipo jamás hubiera dicho algo como eso si lo hubiera pensado pero supuso que ella provocaba que su cerebro no funcionara. Su pinche kriptonita pensó. Estaba enamorado.

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