Salida de emergencia

 Entró al cuarto despacio, casi en silencio para encontrarla pasando frente a él de regreso al baño vestida con una toalla pero con su mochila y su bolsa de gimnasio. Se detuvo un momento. Pero ella ni siquiera volteó a verlo. Se sentó a orilla de la cama y decidió esperar. No sabía que sucedería porque tampoco recordaba nada, esperaba que ella tampoco tuviera recuerdos.

Se sintió solo con una angustia en el cuerpo. Algo no estaba bien pero se sentía bien. La mente decía algo pero el cuerpo opinaba diferente y sin embargo el alma estaba tranquila.

En el baño se escuchaban sonidos de una bolsa abriendo y cerrando, de frascos siendo colocados en el lavabo, un escándalo de compases afilados. Un ruido que de pronto terminó.

Ella salió del baño y lo buscó directamente con la mirada.

- Tenemos que hablar - le dijo.

El publicista asintió por inercia, pero un vacío espiritual, legal, emocional, profesional tomó su lugar antes de salir del cuarto solo para que al llegar a la puerta la mujer lo empujara contra la pared, lo tomara del brazo y se lo subiera hasta el omoplato. 

- Ninguna palabra, ninguna broma, ninguna mirada, nada ¿Está claro? - dijo la mujer con una voz irreconocible.

- ssssí... nada, sí, sí... nada - dijo el publicista - su brazo volvió a su lugar aunque lo persiguió el dolor una semana.

Ella tomó la delantera. Como muchas otras veces, ella tomó la delantera.


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