Somos lo que fuimos

Ya no hay un fuimos, quizás nunca lo hubo, siempre se trató de una aventura, de una cosa de un instante, algo perecedero con fecha de caducidad desde la primer mirada, ambos sabían que lo suyo sería cosa instantánea pero muerta desde el inicio aún así, estaban ahí, en el cuarto oscuro con la luz de la luna colándose por la ventana. Ella de vestido negro y él de camisa blanca, ambos mirándose la boca, acercándose lentamente, la fricción en el aire quemando oxigeno indicaba el momento de actuar bajo pedido milimétrico de emoción y fricción sexual.

El publicista dio el primer paso, tomó la cintura de la mujer y se hundió en ella. Error. Siempre habría un "somos" donde no podía haber algo.

El publicista movió la mano hacia abajo y la metió bajo la falda, fue hacia la nalga y apretó la carne dura, temblorosa.

- ¿Aquí, así, ahora? - preguntó ella sorprendida.

-Sí, así.