Cuando su mejor amigo lo olvidó borracho en el metro

En la oscuridad del cuarto el publicista llevaba dos horas sentado en completa oscuridad. El azul del cubo que le contenía se tornaba violeta con tonalidades moradas en el reflejo de la pared donde descansa un reloj de pared que apunta cerca de las 8 de la noche.

El sillón donde estaba, tenía la ligera impresión de estar absorbiendo el cuerpo delgado del hombre que llevaba cerca de 10 horas sentado en la misma posición. Aún con la boca seca no pensaba en moverse.

Miraba el espacio, como perdido en sus pensamientos. Transitaba entre viajes cuánticos mentales, de pronto los 11 años, los 13, los 15 y 17. Por alguna extraña razón no lograba hilar los años pares de su vida hasta ese momento.

Ahí estaba el hombre, pensando en ser alguien más, en morir, en desaparecer. En ser otro, en ser el del pasado.

Sabía que tenía hambre y sin embargo no quería comer, quería fumar pero no tenía un cigarro cerca exceptuando aquel en su buró que tenía casi 10 años guardado en el mismo lugar desde que regresó de España. Contra su voluntad, se levantó lentamente hacia el cuarto y busco la droga.

Movió el interior del buró de la cama, saco plumas, relojes, recuerdos, alfileres, retazos de hilo, papeles arrugados y de pronto apareció la cajita de cartas de poker vacía que contenía el único cigarro en toda la casa. Un cigarro que había viajado de Madrid a la Ciudad de México y que casi pierde en la aduana.

Apestaba a viejo, agrio, seco, a dolor, por un momento elEl publicista lo llevó a su boca y tan sólo al poner sus labios en él, toda la memoria se teletransporte a la línea de metro de Urquinaona a Plaza España. La teletransportación le llevó al vagón, donde podía un fantasma suyo ahogado de borracho y cerca de perder la estación donde bajaría para ir a su casa, posiblemente tendría que bajar en el Mercat Nou si no se percataba de ello. El publicista teletransportado tocó la frente del fantasma del pasado y le acomodó el cabello.

- Ya es hora, es momento de bajar - dijo el holograma teletransportado al pasado.

El borracho abrió los ojos y despabiló mirando hacia los lados y acomodándose el pantalón se levanto hacia la puerta para salir apenas desembarcó el metro. Estaba en Plaza España, debía buscar la salida hacia la Fira de Barcelona, del lado del hotel Catalonia. Estaba lo suficientemente borracho como para buscar la puerta correcta. Sólo camino con un holograma detrás suyo que le sonreía.

- Era tan feliz y no lo supe - dijo el holograma del futuro justo cuando el borracho pareció escuchar algo y girar hacia atrás sólo para encontrar la nada.

El publicista se desvanecía para aparecer de nueva cuenta en la sala 10 años después de ese momento con un papel en la mano que confirmaba un diagnóstico de muerte en máximo 1 año.


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