Recuperar la memoria

Al día siguiente en el café, un hombre limpiaba la sangre en el piso. Aunque en la noche anterior habían intentado limpiarla los meseros, los huecos entre los espacios del piso y la madera se habían tornado marrones debido a la sangre seca lo que daba un mal aspecto al lugar ante el rumor desatado en las redes sociales.

Un hombre le pegaba a otro sin compasión cuando una mujer intervenía a medio espectáculo lastimando a uno de ellos deteniendo la masacre. En el video que circulaba por Facebook, algunos comensales salen corriendo del lugar entre gritos y sólo se escucha a la mujer decir "¡déjalo!¡déjalo!".

El encargado de la limpieza estaba tallando la madera cuando descubrió entre la unión de dos maderas una USB muy bien incrustada en medio de ambas caras de la tarima. Se sorprendió y no entendió cómo había llegado esa unidad de almacenamiento digital a semejante lugar.

En primera instancia no le dio importancia y siguió limpiando la madera. La posición en cuclillas le lastimaba la espalda. No tenía ganas de limpiar la sangre y se maldecía por no acabar la prepa.

- ¡Pinche suerte! - pensaba para si mismo.

De la nada, un pensamiento se le apareció enfrente. ¿Qué madres hace una usb enterrada en la tarima?

Se levantó y camino hacia la barra, revolvió papeles y después miró hacia la cafetera Rancilo. Era una cafetera vieja que el dueño no tiraba por cariño pero que daba el peor café de la ciudad a precio de lujo. tomó un cuchillo sucio de nata y regreso al lugar.

Se acomodó justo encima de donde estaba enterrada la memoria, pero no se acomodó en cuclillas sino que se sentó estirando los pies. La posición no era la mejor, ¿pero qué se puede esperar de una persona que sacó 6 en trigonometría? diría meses después el publicista en medio de un bosque con una pistola en la sien.

El mesero no tuvo éxito en su primer esfuerzo, la memoria había sido introducida con semejante fuerza que por un momento pensó que nada podría sacarla. Tomo la jerga sucia de agua, cloro y sangre y envolvió el cuchillo, introdujo el artilugio y lentamente realizó una palanca que provocó que la unidad lentamente se levantara de una punta. Cuando más de la mitad asomaba fuera de la tarima, descubrió que se trataba de una usb muy delgada, de esas que se usan incluso como llaveros.

No quería dañar la unidad usando la fuerza pero insistía en esa postura incomoda. Ya estaba sentado así y aunque había empezado a sudar no iba a claudicar con la forma de sacar esa "chingadera" de la tarima de madera. Segundo esfuerzo. Tomó el cuchillo entre sus labios con todo y trapo, colocó una mano en el piso y con la otra jaló hacia arriba. Ya era menos de la mitad lo que estaba atrapado.  La memoria había sido liberada.

De pronto y sin dudarlo, recordó la pelea del día anterior y supuso que uno de los hombres la había escondido. ¿El flaco?¿el señor?, tenía que ser el flaco porque sólo él se pudo inclinar así para depositar la memoria, pero, ¿cómo la había metido con tanta fuerza? pensaba cuando un grito desde la cocina le despertó del sueño.

Su primer pensamiento fue tirar la  USB en la cubeta llena de agua e integrarse  la jornada diaria, en el momento que estaba por hacerlo algo le detuvo. La guardo dentro de una bolsa de su pantalón y dejó el puesto. Era momento de iniciar la jornada laboral.

Él no lo sabía, pero en la noche sufriría de un terrible dolor de cabeza y nauseas que le harían desear morir, cada vez que pasaba saliva esta le quemaba la traquea con un ardor que pensaba se encontraba dentro de un horno de leña y que flujo se trataba de un tronco de madera ardiendo.

 Su esposa angustiada saldría a tocar la puerta de su vecino quien entraría a su casa y le llevaría a una clínica del IMSS por envenenamiento. El plan del publicista, había tomado un rumbo completamente diferente y él estaba sin saberlo.




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