Sin sentido

En otro lugar del mundo un colombiano bebe su café amargo cerca a la diagonal. Ha salido de casa rumbo al trabajo pero se ha detenido un momento. No sabe si no son ganas o simplemente desea un momento para él antes de encerrarse a resolver problemas. Está con tiempo, puede detenerse un par de minutos.

Levanta la mano y pide un croissant, el camarero lo ve a lo lejos y le asiente. Café, Crossaint y un cigarro, desayuno de campeones.

Hacia sus adentros sabe que algo está pasando en algún lugar del mundo pero no sabe qué es. Tiene ese mal sabor de boca propio de una mala comida pero alcanza a ver que no es sobre su cuerpo la incomodidad. Tiene un mal presentimiento. No distingue qué pasa pero sabe que algo no está bien.

Toma el teléfono, escribe en su grupo de Whatsapp donde está el italiano y el mexicano. Nadie le responde. En Italia es la misma hora, en México son las 3 de la madrugada.

Voltea sobre la avenida, la gente va y viene. Autos pasan y algunas carreolas circulan sobre la calle. a Lo lejos una anciana cargando una bolsa de pan. Engulle una parte del pan y de un sorbo bebe casi la mitad del café. Decide encender su cigarrillo.

Lo toma con la mano izquierda como cualquier zurdo pero se lo pasa a la mano derecha para revisar su móvil. Nada.

En silencio piensa sobre sus facturas, pagos pendientes, ¿mamá?, ¿papá?, ¿el trabajo?. Nada. Se toca la frente buscando fiebre y encuentra un buen estado de salud. Decide que todo es imaginación suya.

Bebe otro sorbo del café y levanta la mano pidiendo la cuenta al camarero.

Se acomoda la mochila del ordenador y gira la vista hacia la próxima estación del metro.

Después de unos minutos la cuenta ha llegado, tres euros con diez centimos. Un precio raro para un café cercano a la diagonal en Barcelona.

Paga, da el último sorbo al café y se lleva el pan a la boca, se levanta de la silla y da unos pasos. El teléfono suena.

El italiano ha puesto una imagen de una mujer obesa intentando hacer ejercicio. Lo normal, justo cuando estaba por escribir una risa el mexicano ha escrito "Ouch" junto con una foto de su cara macerada por golpes.

El colombiano respira profundo, se lleva la mano a la frente y grita en medio de la calle "¡Lo sabía!"

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