El momento antes del fin

Contar esta historia es algo innatural le dijo el publicista al espejo. La herida del pómulo había cerrado ya y la hinchazón de la ceja le permitía verse con ambos ojos. Ahí estaba aquel hombre viendo lo último de una promesa de años atrás escaparse entre el humo de las 4 paredes provocadas por el agua hirviendo que salía de la regadera.


Suspiró profundamente, cerró los ojos y se dejó llevar dentro de sus pensamientos: amigo asesinado, hija buscando venganza, ex novia fuera del cuarto con nueva pareja, amigo colombiano haciendo de hacker en España, amigo italiano volviendo de New York a Lignano, publicista suicida sin poder morir por si mismo, políticos queriendo asesinarlo y una extraña habilidad que comenzaba a tomar forma.


 Estaba entregado en sus pensamientos con los ojos cerrados cuando de repente todo se detuvo. Las gotas de agua cayendo lentamente de la regadera le hicieron darse cuenta que sólo él podía moverse rápido. Asomo la cabeza por la ventana del baño del motel aquel, afuera una mujer se sostenía en una pierna, a lo lejos un automóvil detenido a media carretera y abajo del cuarto la ex novia y la hija del amigo mirando fijamente la nada con el humo de un cigarro completamente en pausa.

Se reclinó hacia atrás, contra la pared, chasqueó la boca, era la tercera vez que pasaba pero la primera a voluntad. No podía ir hacia adelante pero sabía que podía ir hacia atrás, a su yo de otra época, al de hace 25 años.

Los átomos dejaron de moverse o casi dejaron de hacerlo, el latir del publicista retumbó en el pecho. Bum bom, bum bom, bom... bom, bom... bom.

Al abrir los ojos estaba nuevamente frente a su yo de 13 años que lo veía asustado, paralizado y empujado hacia atrás contra la base de la canasta de basquetbol. Un hombre había aparecido por tercera vez de la nada frente a él de forma intermitente en apenas unos segundos.

El publicista de 37 años lo supo inmediatamente al descubrirse a si mismo, recordaba algo de esta ocasión, sabía que esta vez tenía que dejar pistas más fuertes. Esta vez tenía más tiempo que las veces anteriores y sin pensarlo procedió a contar la historia del futuro con una regla en la cabeza: nunca contar el final entero pero contar el para qué de los hechos.

El publicista reiniciaría todo. Incluso, su propia muerte.


Comentarios

Entradas populares