Morir no debería ser tan complicado

Se presentó en una fiesta infantil en la casa al lado de donde vivía la hija de su amigo. Con su disfraz de madreado se hizo ante la puerta, con el labio hinchado y el moretón en el ojo llamó la atención del hombre que recibía a los invitados. 

No fue tan difícil entrar cuando dijo que era el que iba a aparecer golpeado cuando saliera "el boxeador". 

El papá en la puerta de la entrada pensó en que había logrado convencer a la esposa de contratar al imitador de Julio César Chávez. el hombre sonrió feliz, convencido de que el publicista aparecería en la rutina del mago que simplemente no lograba un aplauso de la audiencia infantil.

Pensando que había arruinado la sorpresa, ayudó al publicista a deslizarse tras bambalinas.

- ¿Oiga, ¡Qué buen disfraz trae, parece que le pegaron - dijo el padre de familia amante del box y adicto a la pornografia mientras caminaba cubriendo el rostro y cuerpo del publicista.

- ¡Ustedes contrataron a unos profesionales! respondió el otro.

- Se ve muy real la pintura de la boca - dijo el papá antes de despedirse y hacerle señas al publicista para esconderse tras una mesa.

El publicista sonrío antes de despedirse y decirle ¡Somos hombres, no payasos! al mismo tiempo que el mago se ponía una nariz roja falsa. El sarcasmo era lo suyo.

No había ningún imitador programado ni después ni antes de la piñata. El mago no sabía boxear, el publicista tampoco, pero el box es parecido a la profesión del hombre flaco ese invasor  de fiestas infantiles privadas, estrategia, disciplina, aguantar y gancho al hígado.

Caminó al fondo lentamente dejando la mesa mientras escuchaba a sus espaldas un "¡¡¡a huevoooo!!" del papá que volteaba a buscar a su esposa y mandarle besos con la mano derecha.

El publicista fue hasta los sanitarios al fondo del jardín. Caminó entre el pasto y vió a niños jugar con pistolas de juguete. sonrió un poco.

Llegó hasta la barda contigua, colocó una pirámide de tres sillas en forma vertical y escaló cuidadosamente para alcanzar la barda.

 La fiesta seguía su curso, el mago ahora intentaba convencer a los niños aburridos que había perdido la mano, tenía 2 o 3 minutos antes de que el padre confundido comenzará a llamar la atención pidiendo el acto de boxeo.

Subió por las dos sillas colocadas frente a frente y trepó por la tercera acomodada entre ambas, entre los malabares se impulsó lo más fuerte que pudo y trepó por la línea de tabiques que formaban la parte alta de la pared, la tercera silla cayó lo que le hizo darse cuenta al publicista que no habría forma de regresar por el mismo lugar. Dos pasos ligeros sobre la barda y brincó para descender por un árbol pegado a la pared. 

La casa abandonada y acordonada por su entrada principal había sido invadida por un publicista cojo y medio ciego. Apenas era la tarde y podía ver al sol esconderse detrás de las montañas de valle de la ciudad, el naranja de la luz le corría por las mejillas y le hacía entrecerrar los ojos. El edificio blanco frente a él le sonreía y le invitaba buscar la memoria USB por la que había muerto media familia en esa casa a manos de un matón de un político.

La verdad estaba cerca, más cerca de lo que deseaba, era ya medio camino. si tenía éxito encontrando la memoria, descargando el contenido y programando su publicación, acabaría con la vida política y social del asesino de su amigo aunque eso, probablemente haría lo mismo con la suya pero en físico. 

Hoy sería el día, morir no debería ser tan complicado. 




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