Dieciseis


Soñarte ha sido la cosa más loca que me ha pasado desde ayer y mira que han pasado cosas muy raras en menos de 24 horas. Algo ha cambiado en mi. No estoy pensando bien, no me siento confundido sólo son estos flashbacks de inconsciencia que me hacen replantearme ¿dónde habías estado todo este tiempo frente a mi?, no es que haya sido ciego, es que no observaba lo que veía. No puedo sacarte de mi cabeza.

Me pregunto si mis pensamientos sobre ti se cruzan con tus pensamientos sobre mi y si tienes estos pensamientos o sólo soy yo hablando conmigo mismo sobre ti sin que tú tengas algo de mi.

No quiero dejar de verte cuando abro los ojos, tampoco cuando los cierro, quizás cuando pestañeo. quizás. No se puede ser un buen publicista sin desamor, y desde que me siento así todo me funciona bien en el trabajo. Sólo elogios, cierres de mano y camaradería y sin embargo en el fondo sé que me faltas tú. Creo que empiezo a odiarte.

No. No puede ser odio. Quizás lo es y no debería ser odio, pero, ¿dos semanas ya y ni un mensaje?, ¿ni un post en instagram de tus clásicas fotos de café a medio beber?, o lo peor, ¿ni siquiera alguna etiqueta de un amigo tuyo sobre política?

No merezco esto. Merezco estar bien, no mereces que esté pensando en ti, extrañándote como idiota pensando dónde estás y qué estás haciendo... ¡rayos! ¿y si estás con otro?, no, imposible, ¡carajo! ¡te secuestraron y aquí estoy como idiota pensando mal de ti!, no, imposible, aquí no secuestran ni a un pollo sin que se entere la ciudad. ¡Puta madre! ¿dónde estás?, cogimos ¿sabes?, y se ve que muy bien, muy duro.

Me caga, estoy siendo la nena de la relación.
¿Cuál relación idiota? me dice el espejo, ya son dos semanas y otro día, 16 en total.
Me lleva la chingada.

¿Dónde carajo estás?

Comentarios

Entradas populares